jueves, 31 de mayo de 2007

River duele

Esta es una de mis hilachas... la deben conocer...

Es una década ya. En el año 1997 River culminó una etapa muy importante con el fútbol de su especie, con la exégesis de su propia tradición. Recuerdo bien esa semana, en siete días se le ganó a un gran San Pablo la Supercopa y el torneo local a Boca. Ahí terminó todo. Lo que vino después, lo que estamos viviendo es una larga década infame. El cabotaje no merece el recuerdo. Y no me interesan ahora los otros dos títulos de Ramón, ni el de Gallego, ni el de Pellegrini ni el de Astrada. River dejó de jugar bien diez años atrás. Y, Ramón, el único héroe en este lío, fue despedido.

River queda eliminado de la Copa Libertadores 2007 a manos del Caracas Fútbol Club, un modesto equipo venezolano a quien se le privó su localía y se lo mudó no solo de estadio, sino de país y equipo, también, que tuvo que soportar que unas horas antes del encuentro se le informara que sus cuatro mejores jugadores no podían ser de la partida por un reclamo totalmente justo por un penal inventado en el partido anterior en Chile. A ese River, a nuestro River, el voluntarioso equipo venezolano le ganó en el Monumental y luego en Cúcuta, lugar donde se jugó el partido y donde Bolívar libró una de sus batallas más heroicas, encajándole tres goles en un tiempo, bailándolo, sobrándolo, con remates de atrás de mitad de cancha y con un arquero parando con el pecho los centros/remates de los desorientados jugadores argentinos. River duele. Y lo más doloroso es que es un dolor previsible, un dolor que es autoflagelación, un dolor intencionado. A River le duele su dirigencia incapaz y siniestra con Aguilar e Israel a la cabeza, a River le duele mucho eso, le hace daño, son los principales responsables porque extendieron su maleficencia a la afección de todos nosotros. A River le duele que Delem muriera con la tristeza de la soledad de que sus pibes de antes hoy son pibes de los otros. A Delem le dolía, a nosotros nos duele.
A River le duele Passarella, un gran hereje del fútbol argentino. Recordemos que el hereje en tiempos medievales si bien era quien se oponía a la Iglesia (Passarella no se opone a nada, solo protesta cuando no saca ventaja) es aquel que se le demuestra que está equivocado pero que persiste en el error. Passarella persiste y persiste, juega con nosotros, juega con jugadores hacia su despotencialización, juega y juega mal, juega y hace daño, juega y queda afuera siempre. Y nos quedamos afuera.
Y a River le duele Farías, le duele Zapata, le duele Sambueza, le duele Gerlo, le duele Rivas, le duele Lussenhoff, a River le duelen los perros, los indignos, esos que con un simpático morocho, ese cultor de la dialéctica del "je", del "`ta luego", esos que con Ramón Angel Díaz no jugaban nunca. A River le duele que los hijos buenos de Angelito estén lejos de River y que no quieran venir a casa.
Y, no menos importante, a River le duele la corte de obsecuencia que miente, que describe entelequias, que cuenta lo que no es. A River le duelen esas plumas de falsa beligerancia y pasibles de corrupción, esa verba turbia y pomposa, ese "trabajo" que es ser cortesano del oficialismo aguilarista. El trabajo sucio lo hacen Los Borrachos del Tablón, el trabajo de "guante blanco" lo hacen estos mediocres escribas. A River le duele el hincha de Boca Atilio Costa Febre, la tilinguería de Recondo, el impresentable Farinella, la mediocridad de Nasarala, Chatás y Dasso. Con ellos no llueve nunca, con ellos hay soles irreales.
Pasó una década del último River importante. En ese lapso el Boca de Macri se alzó con todo y lo digo con toda la literalidad que la acción implica, porque se alzaron con River también. En ese lapso, cual ONG o la organización socialdemócrata que se quiera, River se dedicó a ser una resistencia pasiva. River, con José María Aguilar a la cabeza, un simpatizante del radicalismo, acompañó "segundeando" como en el truco, los logros que nuestro rival nos enrostró en la cara. Chicos y adolescentes vieron crecer y festejar a Boca y se hicieron de Boca. Adultos los vemos festejar nuestras copas y nuestros torneos. Mayores los ven dandos las vueltas olímpicas que ellos dieron.
Pero lo peor de todo es que la verdad está en el verde césped. Ahí River duele más, ahí River te hace mierda, en ese rectángulo donde son "once contra once", como les gusta decir a aquellos que ya nos han perdido todo respeto, ahí no hay una sola respuesta. ¿Producto de todos los errores mencionados? Seguramente, pero donde el fútbol sigue siendo fútbol, en ese rectángulo verde, donde antes era JOGO BONITO, en esa hora y media, ahí River falla con fruición. Y duele y cómo duele. Seguramente vendrán tiempos mejores. La verdad no importa y no se sabe porque lo que duele es el presente.
Pero River tiene esto... y algunos se llenan la boca diciendo que es fácil ser hincha de River. No se si es fácil, pero como duele!!! River no te cambio por nada!!!
Y no los perdones Angelito, porque saben lo que hacen.

domingo, 27 de mayo de 2007

X 100 PRE

Esta vez, le tocó a mi amigo Mariano formar parte del blog... Extracto de ARISTA ORO, ahi vá... (gracias MK)

Por estos días, una campaña publicitaria de una gaseosa light nos invita a ser valientes frente a la vida y reconocer esas pequeñas cosas que nunca seríamos capaces de decir o hacer por falta de decisión.
A un mes de casarme, me pregunto si el matrimonio para toda la vida no podría ser una de esas situaciones del spot: “Levante la mano el que alguna vez quiso que sus padres estuviesen por siempre juntos…”
¿Una quimera? Grandes ideas y proezas del hombre han comenzado como un simple sueño. Pero los anhelos se transforman en realidades en la medida que con convicción ponemos nuestro empeño y nuestro esfuerzo para tomar decisiones acertadas en los momentos adecuados.
Uno cosecha los frutos que siembra. Empecemos entonces por vivir un noviazgo para conocerse en serio, y con proyectos de largo plazo.
Siembra viento y cosecharás tempestades, dice el refrán. No esperemos encontrar fidelidad, respeto o compromiso de casados, sino intentamos vivirlo desde el vamos en una relación.
En el mundo, hoy se impone a edades cada vez más tempranas la cultura light. Si lo sentís, hacelo. Si te gusta, está bien. Si la mayoría lo quiere, es correcto.
El amor duradero nada tiene que ver con esto. Los sentimientos son fluctuantes y lo superficial efímero. Quizás por eso cada vez se separan más matrimonios.
“Hasta que la muerte nos separe” no puede ser una premisa sujeta a lo que pase con el tiempo, sino una opción que acordamos vivir y sostener mutuamente de antemano al compromiso.
Por eso, amar es una decisión que debemos ratificar y alimentar todos los días.
Santa Teresa de Calcuta, solía decir que la medida del amor es amar sin medida. Sin lugar a dudas, su vida nos demuestra que es posible ser fiel a un ideal.
Quedará en nosotros elegir como queremos vivir y amar. Como bien dice la propaganda, la vida es según como te la tomás.