viernes, 21 de septiembre de 2007

HIJOS DEL CORAZÓN



La adopción es un acto de amor inefable que en ocasiones se llena de sombras por las largas esperas que requieren los trámites legales. Existen matrimonios que desean fervientemente la llegada de un hijo del corazón y hay niños abandonados que crecen en la soledad más absoluta. Sin embargo, unir estas vidas no es sencillo. La importancia de proteger el núcleo familiar y a la vez custodiar el bien de los menores es un tema delicado que convoca a la reflexión y al debate para encontrar alternativas y reales soluciones.


Sandra de Miguel es abogada de familia, es hija y madre adoptiva. Como profesional del derecho y como ciudadana que vive de cerca esta temática, siente la obligación moral de trabajar para lograr que la adopción sea algo distinto: “Parte de la misión que tengo en la vida es hacer que esos chicos que están solos lleguen a la puerta de su casa, a la puerta de la casa de sus padres adoptivos”, enfatizó de Miguel. La adopción directa es absolutamente legal, sin embargo hay quienes la miran con malos ojos, sospechando de su honradez. “Yo quiero reivindicar la adopción directa, que no significa falsificaciones, ni intercambio de dinero; simplemente es un mecanismo legal que produce el encuentro de una mujer que, protegiendo el derecho a la vida, decide que la criatura que lleva en su vientre no podrá ser criada por ella. Entonces, se busca un matrimonio cuyo deseo de adoptar sea un anhelo profundo”, explicó la abogada, y agregó: “Hoy por hoy en Santa Fe el 98,8 por ciento de las adopciones son directas, tal como está planteado el sistema no hay otra forma. Y en la calle nadie sabe lo que es la adopción directa. Se ha bajado una línea absoluta de que es algo sucio, ilegal, perverso. Con todos los prejuicios que hay sobre la adopción directa estamos pensando que todo el mundo va a tener la terrible mala voluntad de ir a comprar a su hijo, y yo te juro que no es así, porque veo demasiados matrimonios al año. Nadie arranca así, nadie tiene pensado comenzar su paternidad arriba de eso”.


En la provincia hay 8000 matrimonios anotados esperando la adopción, pero el juzgado de menores de Rosario hizo dos adopciones el año pasado, mientras que el juzgado de familia llegó a realizar alrededor de 200 adopciones directas.Sandra de Miguel cuando en el año 2004 todavía estaba esperando poder ser madre adoptiva, decidió con su marido armar una página web en un sitio gratuitito, a los fines de manifestar su deseo de adoptar. Después de la llegada de su hija a su casa, que finalmente no fue por el contacto de la web, decidió dejar en funcionamiento el espacio ya instaurado para solidarizarse con el resto de matrimonios que esperaban la adopción. Después de meses sin difundir el sitio se contactaron algunos casos de mujeres que por determinadas situaciones no podían criar a sus hijos. Así Sandra comenzó a adentrarse en esta cruzada de la adopción directa. “No podemos negar el tráfico de niños, la venta de bebés. Es un tema. Y si no está el problema del abogado, está el problema del pedido por parte de la madre de grandes sumas de dinero. Por eso lo que yo mantengo es lo siguiente: si no se hace limpio no se hace. Es por esto que no se pueden hacer una gran cantidad de adopciones. Aunque lo cierto es que yo con mi granito de arena hice cuatro adopciones el año pasado, mientras el juzgado de menores hizo sólo dos”, aclaró Sandra.


“Yo creo que con este tema se puede generar algo distinto. Tiene que ver con el compromiso social: cada cual tiene en la vida una cuestión que le duele, y con eso se puede hacer dos cosas. O sos una persona resentida, difícil, cerrada, poco solidaria. O podés decir, devuelvo a esta sociedad en la que vivo algo transformado en positivo. Yo quiero hacer esto último. El trabajo de la adopción directa es un trabajo complicado si se quiere hacer de forma limpia, pero si no metemos las manos en la sociedad y tomamos riesgos, nada cambia. Me desesperan los chicos que están solos, me desespera por la negligencia gubernamental, creo que está rota la cadena de valores. Yo estoy de acuerdo con la importancia de proteger el núcleo familiar básico, pero si para custodiarlo vas a dejar sola una criatura un año entero...”, agregó la profesional.


Las personas inscriptas en los juzgados llegan a esperar entre 9 y 10 años para la adopción de un hijo. “Yo cuando llegó al tope de 20 papás que están en lista de espera paro de recibir solicitudes. Si yo tomo más de 20 van a esperar un montón de años, en cambio si yo tomo 20 en unos pocos años medianamente puedo acomodar a todo el mundo y ahí vuelvo a empezar. Hago esto porque no voy a repetir la historia de lo que pasa en el país, donde se juega con los sentimientos”.





El proceso de adopción directa


“La adopción directa cumple con todos los requisitos que la llevada a cabo a través de los juzgados. Hay realmente un control del estado”, explicó De Miguel.El trámite consta de dos partes. En una primera etapa se desarrolla la guarda pre-adoptiva.“Aquí todo está concentrado en la madre biológica. Que ella esté ubicada en tiempo y espacio, que sepa lo que está haciendo, que esté consciente de lo que es dar un chico en adopción y ceder la patria potestad. Además se verifica que los adoptivos también estén aptos física y psíquicamente. Todo esto culmina con una audiencia conjunta a la que asisten todos, menos el bebé. Está la madre biológica, los padres adoptivos, el juez, la defensora general (que representa al menor) y la defensora particular (que representa a la madre biológica)”, comentó la doctora de Miguel. Según el ordenamiento legal la tenencia del menor bajo guarda pre-adoptiva no puede ser de un lapso menor a seis meses ni mayor a un año. Una vez que se emite la resolución de guarda judicial y se ha cumplido con el tiempo oportuno dispuesto por el juez, comienza la segunda parte del proceso. Esta etapa tiene que ver con la adopción plena, para la cual el juez a cargo tomará todas las medidas convenientes: visitas de la trabajadora social, exámenes físicos y psíquicos para el menor, etcétera. Si después de este paso nada se modifica, se dictará sentencia y el menor cambiará el apellido de sus padres biológicos para adquirir el de su familia adoptiva.“Quiero hacer de la adopción algo diferente. Quiero que ser madre adoptiva e hijo adoptivo sea un honor. Quiero que los chicos puedan levantar una bandera felices de que fueron buscados, elegidos y amados por esos padres”, concluyó Sandra, quién vive profundamente agradecida a los que fueron sus padres del corazón.



Página Web: www.padresadoptivos.com.ar